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Mundos paralelos

 

El señor  Hawthorne era muy puntual, se levantaba todas las mañanas a las 7:30, se lavaba los dientes, levantaba a su esposa, se vestía, desayunaba y antes de partir hacia el trabajo charlaba  frente al espejo con su reflejo. Sí, sé que suena raro, pero el hombre poseía un espejo único en el mundo. Éste tenía la increíble capacidad de poder reflejar en él un mundo paralelo, con el que pocas personas podían tener contacto.  No era un tema que hablara con muchos, era de esperar, ya que las pocas personas que lo sabían lo trataban de loco. Su esposa lo sabía y muy bien, ya que todas las mañanas escuchaba como su esposo hablaba solo. Se había acostumbrado pero nunca se quedó del todo tranquila. Le daba bastante temor saber que su marido hablaba con “alguien” en el espejo, sobre todo le daba miedo lo que éste podría estar diciéndole. Ella varias veces le había propuesto que si era tan cierto que se podía contactar a alguien de otra dimensión a través del espejo, que le mostrase y ella vería a su doble e interactuaría con él.  Pero el hombre se negó rotundamente argumentando que una vez  que empezara a contactarse con el espejo no lo iba a poder dejar ya que él decía que era como una especie de droga. La señora Hawthorne desconfío de este argumento, además que le pareció grave que su marido mantuviese esa clase de contacto con algo que él mismo definía como droga. Se propuso entonces grabar esas conversaciones que mantenía el señor, ya que no podía estar todas las mañanas detrás de la puerta escuchando. Fueron varios días de grabación, por supuesto, éste tema no lo charlaba con nadie ya que para ella éste era un tema secreto que le causaba mucha vergüenza y tristeza también, para ella su marido estaba loco o tenía una imaginación muy grande.
    Mientras tanto, el Sr. Hawthorne seguía hablando cada mañana con su doble y siguiendo sus consejos que eran cada vez más directos y concisos de que nadie se debía interponer en su relación. Cuando la esposa escuchó esto en las grabaciones se asustó mucho ya que oyó, pudo comprobar
que había alguien más en el cuarto además de su marido, y que éste le decía que notaba que ella se estaba metiendo e intentando interponerse entre ellos. A la señora le agarró un verdadero terror al escuchar que el doble la nombraba, y que sabía de su existencia sin que ella se hubiese presentado ante él en ningún momento. El doble le dijo al hombre que se acordase de no mencionar estas conversaciones a nadie y mucho menos a su esposa y que si sentía que se metía mucho, que la matase y ellos podrían seguir siendo amigos como siempre. Cuando la mujer escuchó esto, se angustió y le agarró una enorme desconfianza hacia su compañero que no había puesto ningún “pero” en el asunto del asesinato. Pensó en marcharse de la casa para estar segura pero sintió que su amado no sería capaz de hacer semejante cosa y en los días siguientes se comportó normalmente como si no hubiese escuchado nada. Procuró intentar olvidarse y en cuanto lo logró comenzó una vez más a preguntarle a su esposo acerca de ese amigo suyo que tenía metido en un espejo, del cual ella sabía de su existencia y lo había comprobado mediante las grabaciones,el hombre se enojó mucho frente a los cuestionamientos y se encerraba a seguir hablando con su querido amigo.                                                                                                                       Una noche la señora se despertó en medio de la madrugada, escuchó voces y ruidos que provenían de la planta baja de su casa, intentó levantar a su marido y notó que no se encontraba en el lecho matrimonial. Se puso un calzado, ya que hacía frío, y bajó silenciosamente las escaleras procurando hacer el menor ruido posible. Entró en la cocina y vio al Sr. Hawthorne bebiendo agua tranquilamente, clavándole la mirada, una mirada que hizo que a la mujer se le helara la sangre. Le preguntó:

Juan, ¿por qué estás levantado a éstas horas? ¿Ocurrió algo malo?

Nada de lo que te puedas preocupar. Sólo me agarró una terrible sed y bajé para tomar un trago de agua.

¿Y las voces? ¿ Con quién hablabas?

eguir hablando con su querido amigo.

Ya te dije que no me hagas cuestionamientos acerca de con quién hablo o dejo de hablar - dijo comenzando a enojarse su esposo. - Ya sabés que me molesta.

Necesito que me lo digas, por favor. Estoy preocupada, Juan, estas muy cambiado y últimamente te enojás por cualquier cosa.

¿No me entendés? Ya te dije lo suficiente, y más vale que no te diga más, sino él se va a enojar terriblemente.

¿Él? ¿Quién es él, querido?  

¡Te dije que no me preguntes más nada! ¿o a caso no entendés? Mejor andá a dormir, yo ya te alcanzo.

¡Todo esto, todas las discusiones son por culpa de este espejo de porquería que tenés! ¡Más vale que te deshagas de él porque si no lo voy a romper en mil pedazos!

¡Ni te atrevas a acercarte a él! ¿Me oíste? ¡Ni te atrevas! - dijo el señor abalanzándose repentinamente hacia su esposa -  Me llegás a preguntar algo más y me voy a enojar tanto que no se qué seré capaz de hacer.

Juan tenés que contarme quién es ese amigo tuyo ¡Esta destruyendo nuestra vida!

El señor Hawthorne sin pensarlo dos veces agarró un cuchillo y se lo clavó en el estómago a su mujer.

Perdón - le susurró al oído él - pero no lo puedo dejar.

    Todas las mañanas el Sr. Hawthorne recibe los consejos que su propia imagen en el espejo le da para enfrentar el día, pero ya no hay nadie que escuche detrás de la puerta.


 

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